Una de las mayores invitaciones es entrar en el secreto interior de tu corazón

… una de las mayores invitaciones es entrar en el secreto interior de tu corazón… y no porque a tu alrededor sólo topes con ilusiones o desilusiones… sino porque es propio de los amigos y amigas de la rosa alcanzar esos horizontes que levantan al cielo, que dicen de gratuidad… no es cuestión de «entretenerte» en preámbulos o de “usar” muchas palabras… al contrario, es preciso que acudas directamente y sin vacilar a lo esencial cuando se trata de semejantes parajes... no, ese «horizonte» no está lejos… está aquí y es ¡tan inmediato!… el descubrimiento de tu «jardín interior», o interiorizado, te plantea una conversión profunda… has «descendido» al corazón y has comenzado tu retorno a su casa, que es la gratuidad… todo empeño en esta senda parece lento y de modestos, muy modestos resultados… sin embargo has de tener en cuenta que lo que se sigue a tu decisión es patrimonio del silencio, de la delicadeza y de la gracia de Dios… no es ruidoso, no hay manera de hacerlo ante los innumerables testigos que te dieran no sé qué seguridades… es hora de cerrar la puerta de tu habitación y balbucear Padre mío, Padre nuestro… la #rosasinporqué balbucea cada mañana su única palabra esencial, nacida de la gratuidad: “eres mi Padre, soy tu hija”… ¿utilizas muchas palabras para orar maquillando tu falta de profundidad?, ¿después de orar eres capaz de perdonarlo todo?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,7-15)…