Tu Señor no quiere ni poco ni mucho, ¡lo quiere todo!

… “caminante peregrino”, mil veces preguntas y te planteas tu impotencia ante lo que te suena difícil o injusto… y acabas meditaciones y reflexiones con un gesto de perplejidad, diciéndote: “no puede ser”… y la ansiada respuesta o el sentido de lo que ocurre, con la solución deseada, escapa a tu alcance… ¿entonces?… es urgente convencerte que la realidad no es lo que aparece “a primera vista”… las dimensiones mayores de hechos y de acontecimientos quedan veladas o simplemente escondidas detrás de lo que ves o sientes…

sanjose7… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amigo, cuando sufres o padeces algo inmediatamente buscas al culpable o a la situación causante de tu dolor o de la contrariedad molesta… ¡rápidamente estás dispuesto a acusar a quien sea o lo que sea!… pareciera que hay más víctimas que victimarios… en suma, el enojo y el disgusto desplazan a la posible compasión…

… andar por la tierra no te impide sino que te invita a contemplar el Cielo y a desearlo… anticipándolo hora tras hora, día tras día… tal vez lo “negativo” sea una ocasión de lo “positivo”… porque no hay “grande” sin “pequeño”, ni “victoria” sin “derrota”… ¡ah!, ¡qué invitación, qué vocación ésta de “más allá”!… ¡magnífico desafío que precisa de magnanimidad y constancia!… ¡darlo todo sin reserva alguna!… ¡confiar a pesar de todo!… ¡no dejar jamás de ayudar y de consolar!…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, lo das todo como aquella viuda en el Templo… date todo sin reservas, no te guardes nada… no es abundancia sino totalidad lo que dilata tu corazón… no te achiques porque tienes poco, no te sientas mal porque escaseas en cantidad… tu Señor no quiere ni poco ni mucho, ¡lo quiere todo!… aliméntate con la Verdad del “pan del día”, (Marcos 12,38-44: “… dio todo lo que tenía para vivir… ”…)…