Traigan sus dedos

… traigan sus dedos y agujereen nuevamente mis Manos, acerquen sus manos e hieran otra vez mi Costado… que no le basta a los hombres contemplar al Traspasado para darse cuenta que son amados por el Dios hecho barro… necesitan tocar para ser tocados, necesitan herir para ser sanados… miren, claven sus ojos en el Dios que se muere revelando, en el dolor extremo, que es extremo su amor crucificado… dejen que los abrace y abrácenme… que se abra, luego, una Herida en mi costado y mi Yo se derrame gota a gota, Agua y Sangre, callando, para el que quiera beberlo sin llamar, sin pagarlo… soy Agua de Dios embarrado, continuamente manando, soy Sangre de Dios perfumando, amor ardiente, regalo… la muerte se hace Vida y el dolor Santuario y Campana de gloria repicando… ¿dónde están los que lloran?, ¡vengan volando!… la Campana es por ustedes, ¡a todos los atraigo!… soy la Misericordia, toquen y vean, experimenten y sientan, contemplen al Traspasado ahora Resucitado… me pidieron que esto hiciera, y Yo lo hago… ¡no ven que los amo!… la #rosasinporqué experimenta la gratuidad de ser amada, así las heridas no la matan sino que la salvan… ¿dónde sanas tus heridas?, ¿tus heridas iluminan y salvan?.. (con el Evangelio de hoy, San Juan 20,19-31)…