Todo cabe, de alguna manera, en una flor

… todo cabe, de alguna manera, en una flor… ningún perfume es más hondo que el más suave… ninguna «mirada» más sublime que la delicadeza de los ojos de un niño que te mira con inocencia… ¿hay alguna nave mayor que una cáscara de nuez?… vivir en la gratuidad, dejar que los latidos de tu corazón sean los de la gratitud, es una constante conversión… ¡son tantas las «cosas» que te distraen, que pretenden arrebatarte tu bien!… sin embargo, en la misma medida en que adhieres a la gratuidad, puedes liberarte de lo que quiere apartarte o alejarte… lo más hondo, lo más interior y viviente, no requiere diplomas, ni preparaciones, ni estructuras… requiere la apertura de tu corazón a su paisaje infinito, al ser y a la vida que recibes incesantemente como don… lo que se manifiesta lejano es lo más próximo, y lo que está aparentemente aquí no más, es lo que permanentemente se va y acaba… lo que hace ruido pierde su sonido, antes o después… lo que recibes, el abismo de la gratuidad, es noticia presente de eternidad… la #rosasinporqué todos los días se convierte a la gratuidad, por eso sonríe y contagia paz… ¿vives en permanente conversión o piensas que ya estás convertido del todo?, ¿no confías en la conversión de tu hermano?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,20-24)…