Sumergida en la noche

… sumergida en la noche, engullida por olas inmensas, barquita de la vida, atormentada por los vientos… imposible no tener miedo, todo se hunde, nada sostiene nada, todo acá termina… a veces busco en los reflejos lo que sólo el sol puede iluminarme… se cansa el corazón de abrir sobres y presencias, e inútilmente estrujo las discretas claridades que me enciende cada día… a veces exijo al sol que me ilumine lo que ya los reflejos humildes me sugieren… me seco en soledad, cansado de retar al Absoluto, y desdeño las pequeñas criaturas en las que llega hasta mis ojos en sus luces cotidianas… ¡y no sé bien qué hacer ni cómo tratarte!… ¡sálvame, Señor!… ilumina este vaivén de mi corazón confuso que no acierta a distinguir tu Incendio de plenitud de las hogueras ocasionales!… acabará por diluirse todo miedo en tu Abrazo, ¡no necesito caminar sobre las aguas! … acabará por extinguirse toda tormenta con tu Presencia, ¡súbeme a tu barca!… acabará por superarse toda angustia asido a tu Mano, ¡sálvame, Señor, que me ahogo!… ¡sólo Tú, Señor, en el miedo, en la tormenta y en la angustia!… ¡sólo Tú, Señor, Abrazo, Presencia y Mano!… la #rosasinporqué vive asida a la mano de la gratuidad, y así supera las tormentas de la vida… ¿dejas que las tormentas te atormenten?, ¿cómo enfrentas las tormentas?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 14,22-23)…