Sordo y mudo

… sordo y mudo, los oídos “cerrados” y la lengua “atada”… cerrado, encerrado, aislado, incomunicado… no poder escuchar un “te quiero”, aunque intuirlo en mil gestos recibidos… no poder decir un “te quiero”, aunque tratar de mil maneras de expresarlo… ¿quién tiene la llave para abrir ese encerramiento?, ¿quién tiene la fuerza para desatar tantos nudos?… no es necesario «hacerlo», el silencio y la palabra ya están… porque hay muchos que “escuchan” pero son sordos y hay muchos que “hablan” pero son mudos… cuando el Señor del “efetá” se hace presente te encuentras contigo mismo y, recién entonces, comienza a “escuchar”, comienzas a “hablar”… por eso, tampoco es preciso dedicarte a «construir» otra «vida», la vida te ha sido dada desde el principio… descubre el silencio y la palabra buscando más allá… no hagas ruido ni te dejes seducir por los ruidos… aunque te parezca lo mejor y lo más urgente: no te pliegues a esos que pretenden justificarse asegurando que van a mejorarlo todo… ábrete al silencio y a la palabra que ya están en tu corazón… la #rosasinporqué no vive encerrada ni atada, la gratuidad la comunica siempre con la realidad… ¿tienes los “oídos” cerrados?, ¿tienes la lengua “atada”?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 7,31-37)…