¿Son todas las madres unas santas?

… ¿son todas las madres unas santas?, ¿es la maternidad la máxima expresión del amor?, ¿es esto del “amor de madre” algo que todos deberíamos tatuarnos en el antebrazo?… con las madres, como con todo, hay un amplio abanico de posibilidades… sin embargo existe algo distinto, más allá de todas las situaciones particulares, hay algo radical, indestructible, sólido y profundo en la maternidad y, tal vez, sea eso lo que hace tan especial la figura de la madre de cada uno… las madres, con sus vidas, con su forma de amar, de confiar, de acoger y de cuidar la vida, hacen que el mundo no sea una selva inhabitable sino un hogar habitable… ellas aceptan la vida en un “hágase” confiado que no las preserva de los miedo ni de las inseguridades… ese “hágase” a la vida, aceptado y luchado, es lo que las hace tan especiales… si una madre se negara al “hágase”, habría engendrado una vida pero ignoraría el misterio de la maternidad… el “hágase” no es resignación frustrante sino colaboración dignificante… el “¡hágase la vida!” es el reconocimiento que ni el hombre ni la mujer son dueños de las vidas de sus hijos ni de nadie… nadie elige lo que la vida le da… ¡no puedes vivir a la carta!, no vas eligiendo en el menú los “platos” que te gustan, y rechazando aquellos que no te interesan… nadie sabe lo que le va a deparar el futuro, ¡no puedes anclarte en seguridades estancas!… decir “hágase” es aceptar la vida y colaborar con ella, tratar de hacerla buena… en las miradas y en la caricias, en las correcciones, en las alegría y tristezas, en los sueños y desvelos, las madres demuestran el “hágase” que gozosamente han aceptado con la vida de sus hijos… la #rosasinporqué vive donada en servicio ininterrumpido y alegre por el “hágase” a la gratuidad que la sostiene desde siempre… ¿optas por los espacios seguros de la vida o te animas al “hágase” que te obliga a una entrega incondicional al otro?, ¿cómo saludarás hoy a tu madre?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 10,42-45)…