Si deseas ser testigo de una alegría, de esas cotidianas que acontecen en los vientres de las embarazadas

… si deseas ser testigo de una alegría, de esas cotidianas que acontecen en los vientres de las embarazadas… si quieres recoger una de esas lágrimas, de esas que caen junto al camino… si puedes conservar una de esas melodías, de esas que brotan a borbotones en los corazones agradecidos… si deseas, si quieres, si puedes, asómate en puntas de pie al misterio de la Navidad… te insisto, sin obligarte ni violentare, búscalas, hállalas y recógelas, sin vacilar… ¡una alegría, una lágrima, una melodía y, tal vez, algo más!… ¡amigo y amiga de la rosa!, ¿no sabes ya sonreír?, ¿no sabes ya llorar?, ¿no sabes ya cantar?… ¡cuánta distancia entre el sueño de ayer y la alegría, el llanto, las canciones de hoy!… ¿no sabes que tu sonrisa, tu llanto y tu canción son poesía nueva e inimaginable?… los más inspirados callan, no se atreven y, sin embargo, escriben una página magnífica… puedes, si deseas y quieres, alegrarte, llorar y cantar como ayer y como siempre… persevera, nadie invade tu casa ni puede detener tu andar agradecido… tu vida es hoy luz aunque parezca apagada… anímate, pues, a encenderla entre cantares en la paz de esta Navidad… la #rosasinporqué canta agradecida en las mañanas de cielo abierto y primaveral y, también, en las noches cerradas y tormentosas… ¿cuidas las alegrías, las lágrimas y las melodías de tu corazón agradecido?, ¿cómo esperas esta Navidad?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,46-56)…