Señor, me has llamado por mi nombre

… Señor, me has llamado por mi nombre, conoces mi nombre, no soy un número para Ti, ni alguien más, ni uno del montón… es así como he descubierto que el amor, tu Amor, es exclusivo y personal, no genérico… lo genérico es insípido, no se ama a todos, se ama a cada uno… no se ayuda a todos, se ayuda a uno por uno… por eso, Señor, me has enseñando a dirigirme a tu Padre como a mi Padre y a llamarte a Ti como mi Maestro y mi Amigo… no invoco a un dios genérico, sino a un Dios personal, que me llama, me interpela, me convoca, me compromete y me envía en su Nombre… por eso, amigo, te libero del imperativo de atenderme con ritmo y prontitud, ¡renuncio a ser genérico!… me coloco en la lista de espera de tu tiempo, sabré esperar el mensaje particular, el mensaje cómplice, el mensaje lleno de sabor y de sentido que me quieras enviar cuando puedas, cuando quieras, cuando lo necesites, o quizás, cuando te des cuenta que yo lo necesito… bienvenidos los mensajes sin grandes producciones, sin muchos colores… basta un “¡hola!”, seguido por mi nombre… con esto sentiré el deseo de detenerme y saborear lo que me has compartido y que ahora es también mío… surgirá entonces el deseo de comprometerme con ello y contigo… la #rosasinporqué no es genérica, la gratuidad la hace exclusiva y personal… ¿te escudas en la genérico para defender tu egoísmo y falta de compromiso?, ¿tu vida es una misión y un servicio o simplemente un pasar y durar?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 13,16-20)…