“Señor, ¿has llegado de verdad?”

… “Señor, ¿has llegado de verdad?”… no creo saberlo, sino apenas sospecharlo… con simplicidad aguardo cuanto aún ignoro… los pasos parecen lentos y dolorosos, en tensión para lograr no sé qué caminos, ya cerca de una frontera, de un límite que nadie puede adivinar… ¡límites!, sí, eso mismo que a todo enamorado asusta… lo que falta, lo que no llega, lo que tal vez no pueda llegar, porque el verdadero combate es implacable… espero, luchando pero sin lucha, atreviéndome a ir hasta el fin, porque confío totalmente… no tengo dudas, ¡confío!… pero, ¿es realmente así?… nuevamente reaparece el deseo de una luz nueva que ya no me engañe, el deseo de un encuentro definitivo, de una paz que no conozca fronteras apresuradas o falsos caminos… sé de Aquél que vino a los suyos y éstos no lo recibieron… si Él es la Resurrección y la Vida es clarísimo que no lo puedo ignorar… su Presencia no tiene «porqué», simplemente Él es… la #rosasinporqué es parábola de gratuidad, su ausencia prolonga la espera y su presencia celebra la Vida nueva… ¿esperas con confianza o desesperas?, ¿disfrutas y celebras la presencia de la gratuidad en tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 11,19-27)…