Se rompió el frasco, y la fragancia impregnó toda la casa

… “se rompió el frasco, y la fragancia impregnó toda la casa”… en el frasco había aceite preparado con esencia de nardo, carísimo, para ungir a los reyes en sus sepulturas… en la casa de Betania, se hospedaba Jesús, un profeta de Nazareth, seguido por algunos, admirado por muchos y buscado por las autoridades para matarlo… mujer, ¿cómo dejaste que se te rompiera el frasco o lo rompiste a propósito?, ¿para qué gastar su precioso contenido en este hombre que, aunque bueno, no es príncipe ni rey y, además, no está muerto?, ¿acaso no tenemos a los pobres para atender y, de paso, lucrar con la miseria?… estos días se han roto muchos frascos… la pretendida seguridad de los países del primer mundo, la decoración del sistema de la salud pública, el maquillaje de los políticos, los disfraces de los solidarios con lo ajeno, las convivencias atadas con alambre… y, también, de esas roturas “fragancias” han impregnado nuestro malherido mundo… quienes privilegiaron la salud antes que el bienestar y el bolsillo, enfermeros y médicos entregando la vida por la vida y no por un sueldo, dirigentes que dejaron de lado el rating de los aplausos, auténticos gestos de ayuda con el vecino sin la selfie auto referencial, lo lindo que es estar en casa con la familia… de tus “roturas”, siempre, puede haber “fragancias” que anticipen la Pascua impregnando a quienes están a tu alrededor… la #rosasinporqué aprovecha las “roturas” para impregnar a su alrededor con la fragancia de la gratuidad… ¿aprovechas las “roturas” que aparecen en tu vida?, ¿qué fragancias guardas en tu interior?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 12,1-11)…