¡Rotura de ilusiones!

… ¡rotura de ilusiones!… y, sin embargo, tu vida continúa por su cauce, un cauce que no logras ver en totalidad… cuando las «estructuras» aprietan donde las juzgas superfluas e inútiles, sabes que antes que el malhumor te gane es preferible «dormir la siesta»… se te invita a hallar un sentido más elevado, un sentido en verdad liberador, en el andar cotidiano y en cualquier ocasión… las superficies suelen ser sumamente seductoras… pero tu vida no vale por estar a la vista de todos y por contar con el beneplácito y el aplauso del público que te imaginas… esto es un engaño… un solo «sometimiento» a la vida misma, a un sufrimiento indescriptible o incomprensible, buceando en su hondura y en su proyección y ofrecido y elevado a Dios, vale más que diez mil premios, atenciones o éxitos pretendidos… ¿cómo encontrar esa dimensión verdadera que no tiene a su disposición ni propaganda ni prensa?… te seduce «difundir», hacer una y otra vez pantomimas en el escenario para que todos te vean… insistes en los balcones que miran hacia afuera y te olvidas de Aquel que es Quien ve… detente, vuelve a tu interior, y desde allí observa y juzga lo que pasa… la #rosasinporqué no se deja seducir por la exterioridad, su belleza es interior gracias a la gratuidad… ¿vives mirando para afuera sin nunca mirar para adentro?, ¿miras tanto para adentro que te olvidas del afuera?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 8,21-30)…