Si quisieras hoy recoger una lágrima, de esas que caen junto al camino

… si quisieras hoy recoger una lágrima, de esas que caen junto al camino… búscala, hállala y recógela, sin vacilar… si quisieras hoy dar una mano, ayudar a un hermano, extiéndela abierta, hazlo, sin vacilar… ¡una lágrima, una mano, y, tal vez, algo más!… ¡amigo!, ¡amiga!, ¿no sabes ya llorar?, ¿te cuesta extender la mano abierta?… ¡cuánta distancia entre el sueño de ayer y el llanto de hoy y el hermano que necesita!… ¿no sabes que tu llanto sigue siendo poesía nueva e inimaginable?, ¿no sabes que tu mano extendida y abierta sigue siendo oportunidad y esperanza?… no has de dejar tu tierra seca, ¡humedécela con tus lagrimas!… no has de trazar fronteras, sino acoger, recibir y cerrar los ojos, abriéndolos hacia lo alto… es verdad que nadie es profeta en su propia tierra, pero no aún así no te canses de llorar, no te canses de extender abierta la mano… con sencillez vuelve sin cesar a lo sencillo del hogar, vuelve siempre a casa, donde el Padre te aguarda y nos aguarda a cada instante… la #rosasinporqué sabe de lágrimas y de manos abiertas, de lo sencillo de la gratuidad en lo familiar de cada día… ¿lloras por quienes amas y sigues extendiendo abierta tu mano o ya te has cansado?, ¿dejas que la sencillez de la gratuidad engendre tus gestos y actitudes o eres retorcido por la mezquindad?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 4,24-30)…