Qué difícil resulta «decirnos las cosas”

… qué difícil resulta «decirnos las cosas”… decirle a otra persona lo que se piensa de ella, incluso si es por su bien, es de las cosas más complicadas que hay… de hecho, hay a veces situaciones absurdas que claman al cielo en las que «todo el mundo» ve algo de una persona, y parece que «nadie se atreve», o que «a ver quién le dice algo»… entonces, te debates entre decírselo directamente, hacérselo ver sutilmente, o quedarte callado, porque «total, qué más da»… pues, ¡no da igual!… para animarse a corregir al otro hay que amarlo, mirarlo con el corazón… la verdad dicha sin amor es una canallada… el amor gratuito no es cómplice, saca al otro del error en el que se encuentra… la auténtica misericordia es mirar la miseria del otro con el corazón, para intentar erradicarla… y aunque lo hagas con todo el amor y delicadeza del mundo, puede ocurrir que la otra persona se moleste… la verdad y el amor deben ir, por tanto, conectados con la libertad… libre para ser valiente, mirar al otro con amor, corregirle y asumir las consecuencias… la #rosasinporqué mira con amor los errores y las faltas de los demás, y trata de ayudarlos, nunca es cómplice del mal, jamás es malvada… ¿miras con amor gratuito los errores y las faltas de los demás?, ¿haces el intento de acompañar los caminos de conversión o sólo denuncias los males y los errores?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 10,17-27)…