… ¿qué cruz es ésta que se convierte en tálamo nupcial y en trono?… ¿cómo es posible que algunos la lleven frívolamente como adorno?… ¿se puede exaltar y desear lo que es instrumento de tormento y de muerte?… en el palo vertical de la cruz se iba mezclando la sangre de Jesús con la sangre seca de otros condenados que impregnaba la madera de maldición y de fracaso… “¿por qué me has abandonado?”… ese grito de vértigo, precipitado hacia el abismo, resuena hoy vivo en sueños sin vuelo y en manos crispadas sobre el clavo tosco de la propia soledad… entre el Hijo y el Padre, distancia sin medida en el desamparo de la cruz, y comunión sin fisura en el don de Sí mismos, el grito en el Padre y el Padre en el grito… entre una y otra orilla de tu misterio, cruz bendita y cruz maldita, yo me abandono con los brazos extendidos, no sé si para volar o para ser crucificado en el don sin medida de ti misma en mí mismo… sólo por hoy, ¡aquí estoy!… la #rosasinporqué no cuenta con palabras para hablar de la cruz, por eso calla y deja que la gratuidad le enseñe lo que significa dar la vida por los otros… ¿llevas una cruz como adorno o como signo de tu fe y entrega?, ¿vas a la escuela de la cruz para aprender a amar de veras?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 3,13-17)…