… ¿por qué buscas la felicidad donde no está?… ¿qué tipo de fragilidad es ésta que cuando deseas hacer lo imposible experimentas el límite, la frustración?… ¿no será que cuando aceptas que no puedes darte a ti mismo la vida, el amor, la paz, la impotencia te señala un camino distinto?… así es, comienzas a percibir a Dios en Su secreto trabajo tras las bambalinas de la existencia… entonces, ves con mayor claridad que lo imposible para ti es posible para Dios, no a tu caprichoso modo, sino al Suyo que siempre es creativo, hondo, nuevo… sólo quien se anima a cosas imposibles, podrá entrar por la puerta del misterio de la gratuidad que sostiene la vida… recibe, pues, la gratuidad, la del corazón confiado, abierto a todo con grandes ojos niños… no quieras ya tu voz, ni tu palabra vacía, que te aburra estar contigo, tan atento, seguro en la nada de la gratuidad perdida… así, impotente, sólo, con tu casa hueca, va a colmarse tu voz de resonancias familiarmente puras y serenas… recibe la gratuidad serena ante el futuro ignoto… y tu aventura, soñada tantas veces en secreto, se verá cumplida… que seas a diario un pobre sorprendido de miradas lindas, de cada mano abierta y amiga, tendida a la penumbra de ti mismo… la #rosasinporqué reconoce su impotencia y no desespera, la gratuidad la lleva a confiar y a vivir en y de las cosas sencillas… ¿eres aparatoso para todo lo que haces o te mueves en la sencillez imperceptible de los humildes?, ¿cómo vives la limosna, la oración y el ayuno?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,1-6.16-16-18)…