Orar con pocas palabras

… orar con pocas palabras, orar con la mirada atenta o cansada, orar con el latir del corazón dispuesto o abatido, orar con la vida… orar con lo que pasa tras las puertas y las ventanas, orar con la calle, orar con los nombres y los rostros amados y amigos, orar con los adversarios y no tan amigos, orar con todos… pero, principalmente orar a Dios que es Padre, toda misericordia, Hijo, todo entregado, Espíritu, todo derramado… ¡Dios nuestro, Trinidad eres en tu Hogar del Cielo, y trinidad me haces por los caminos del mundo cuando me uno a Ti en la oración!… ¡origen en el Padre, de donde surjo sin receso, cuerpo en el Hijo, hermano de todos sin excluidos, comunión en el Espíritu, íntimo aliento sin distancias, apenas un balbuceo!… ¡trinidad soy al tejerme con tus hilos de humana eternidad en mi ir y venir de aguja orante en tu tapiz!… soy lo que oro, oro lo que creo, creo lo que me susurras en los silencios y en las noches de la vida y de los hermanos… no sé orar, Señor, sólo sé decir muchas palabras… te pido, Señor, un favor por pura compasión: ¡enséñame sólo a decir Padre!… la #rosasinporqué aprendió a orar en silencio diciendo, desde la gratuidad, “Padrenuestro”… ¿sabes orar?, ¿oras?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,7-15)…