Ocupado en mis cosas, no escuchaba

… ocupado en mis cosas, no escuchaba… ocupado en las cosas de los demás, no escuchaba sino ruidos como quejas y lamentos… ocupado en tus cosas, Señor, aprendí a escuchar el canto sinfónico de las cosas y el corazón latiendo de los otros que dejaron de ser “demás” y ahora son “mis hermanos”… mi sordera era autoimpuesta, porque los oídos no tienen párpados que los cierren sino juicios, prejuicios, ideologías de todo color, lógica y metraje… te compadeciste, Amigo, de mi autismo, rompiendo mi sordera y ahora escucho… y si ahora, en esta pandemia, en medio de la sombra y de la herida me preguntan si creo en Ti, respondo que tengo todo cuando estoy Contigo, el sol, la luz, la paz, el bien, la vida… sin Ti, el sol es luz descolorida… sin Ti, la paz es un cruel castigo… sin Ti, no hay bien ni corazón amigo… sin Ti, la vida es muerte repetida… Contigo el sol es luz enamorada y Contigo la paz es paz florida… Contigo el bien es casa reposada y Contigo la vida es sangre ardida… ¡sin Ti no escucho nada de nada!… ni al sol, ni a la luz, ni a la paz, ni al bien, ni a la vida… la #rosasinporqué escucha con atención a la gratuidad y descubre el corazón de las cosas y de las personas… ¿escuchas?, ¿estás muy ocupado contigo que no escuchas los latidos de las cosas y de quienes están a tu alrededor?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 12,35-37)…