No son las palabras solamente, ni el lenguaje

… no son las palabras solamente, ni el lenguaje, lo que puedes emplear como «carta de presentación» en cualquier encuentro… ¡hay mucho más!… para el bien de la paz es imprescindible el “respeto”, que es otro nombre de la gratuidad, que se expresa en un «gesto», que se hace hábito y nace de lo profundo de tu jardín interior… se trata de una delicadeza, propia de los corazones agradecidos… jamás, despojado de soberbia y necedad, deberías agredir a otro… la valentía de la ternura debe invadirte, de arriba a abajo, para no andar maquillado, disfrazado, por la vida… así que no dejes que te invada la tristeza de lo aparente… todo se afea con la mezquindad, tu sé magnánimo… la magnanimidad es la gratuidad en acción… la magnanimidad no tiene tarjeta de presentación, siempre es apertura a más… no aguardes ahora hacer esto o aquello por «sentirte mejor»… es un error refugiarte en los «premios» inmediatos o impactantes… no hay resultados buenos en esos parajes… deja que la gratuidad, la magnanimidad y la ternura, sean tu curriculum vitae, ¡no necesitas otro!… la #rosasinporqué no necesita otra carta de presentación que la gratuidad, la magnanimidad y la ternura… ¿cómo te presentas ante los demás y ante Dios?, ¿dejas que la gratuidad entre en acción por la magnanimidad en las decisiones y por la ternura en los gestos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 2,22-35)…