No se trabaja con las manos, ni con los pies, ni con la cabeza

… no se trabaja con las manos, ni con los pies, ni con la cabeza, sino con el corazón… las manos, los pies y la cabeza son herramientas, pero es el corazón quién las maneja… las manos, los pies y la cabeza, lograran mejor o menor rendimiento de acuerdo a la capacitación y al adiestramiento que se sometan… pero el corazón se capacita de otra manera… el corazón aprende imitando, por eso necesita modelos… sin modelos, el corazón sólo se comporta como una bomba que hace circular la sangre, la vida, de quien trabaja… pero cuando el corazón está delante de alguien que le muestra el orden y el respeto, la paciencia y la disciplina, la alegría y la dedicación, va absorbiendo la laboriosidad y hace del trabajo una melodía, una pequeña sinfonía, una obra de arte… y es eso lo que se necesita, volver a tararear mientras se trabaja… disfrutar el trabajo, cualquiera que sea… que el trabajo no sea sólo para mantener y prosperar en la vida, sino para gustar la vida con los demás… por eso hay que prestarle más atención al corazón que a las manos, a los pies y a la cabeza… hay que educar para la vida y no para el bolsillo… la #rosasinporqué aprendió a trabajar, agradecida y alegre, viendo al buen José en la carpintería de Nazareth… ¿has aprendido el arte virtuoso del trabajar?, ¿haces de tu trabajo una acción de gracias y una alabanza?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,16-21)…