No se siembran ladrillos para levantar paredes

… no se siembran ladrillos para levantar paredes, ni monedas para cosechar billetes… cimienta tu casa en la gratuidad para edificarla con responsabilidad… y no dejes que la mezquindad y la mediocridad sean las bases de lo que construyes, por más voluntad y esfuerzo que inviertas, todo se derrumbará… espera a que crezca el árbol y te dé sombra, pero abona la espera con sus hojas secas… espera a que brote el manantial y te dé agua, pero despeja su cauce de memorias enlodadas… espera a que despunte la aurora y te ilumine, pero sacude la noche de postraciones y sudarios… espera a que llegue lo que no sabes y te sorprenda, pero vacía tu casa de todo lo enquistado… y al abonar el árbol, despejar el cauce, sacudir la noche y vaciar la casa, la tierra y el lamento se abrirán a la esperanza… ojalá pudieras ver cuánto tiene de limitado el oro en la muñeca, el maquillaje en el espejo, la firma en el cheque, el título enmarcado en la pared… ojalá pudieras ver cuánto tiene de infinito una mano abierta, un rostro sin careta, una sonrisa sin paga, el sabor compartido del mate… ¡quién pudiera mirar con ojos simples a las personas y a las cosas como son!, ¡quién pudiera ver!… la #rosasinporqué saca de su corazón de gratuidad las flores perfumadas de la alegría y los sabrosos frutos de la disponibilidad y la magnanimidad… ¿sobre qué cimientos construyes tu vida y la de tu familia?, ¿hay bondad en tu corazón?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,43-49)…