No quieras abrazar lo que tus brazos no alcanzan

… no quieras abrazar lo que tus brazos no alcanzan… ¡déjate abrazar por la gratuidad sin modos ni denominaciones!… y verás cómo en el silencio de tu corazón resuena siempre una «música» nueva e inédita, que te sorprenderá y levantará por encima de las imaginaciones y las insuficiencias de tu «ego»… en la aurora, antes que amanezca, podrás percibir esa “música” sublime, que no cabe en ningún «encierro»… no has de convertir tu hogar en una cueva, ya que esa “música” maravillosa es libre y liberadora… recíbela sin atreverte a interrumpirla, deja que suene, deja que te transforme y tendrás una alegría plena, una sonrisa sincera… la poesía no se lamenta, a veces sólo puede llorar, o cantar… deseas hallar aquel centro, que todo explica y a todo da sentido… entonces, a cada momento has de retornar a casa, donde se escucha “esa música”… sí, a casa, a tu casa, a la casa de tu Padre… porqué allí escuchaste esa música que suena diciendo: “yo te amo, yo te tengo confianza”… la #rosasinporqué disfruta de la música callada de la gratuidad, los ruidos de la mezquindad y mediocridad no la distraen ni la desvían… ¿cuál es la música que te arrebata y eleva?, ¿habitas en tu casa o en una cueva?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 19,45-48)…