No importa dónde el hombre se encuentre

… no importa dónde el hombre se encuentre, arriba o abajo, a la derecha o a la izquierda, sea donde sea, si su corazón aún no ha sido agraciado por la gratuidad, concebirá el “poder” como dominio por la fuerza sobre los demás y no como un servicio al bien de todos… la autoridad no es para mandonear sino para poner orden, aunque algunos “ordenan” desde el autoritarismo y estropean todo… la autoridad no se impone a los gritos, nace simplemente cuando desinteresadamente se da la propia vida… la autoridad no brota de una “mayoría” salida de un “cuarto oscuro”, nada más ridículo y esclavizante… algunos insisten en su “poder” y en su fuerza, y lo único que han logrado es demoler… es evidente porque se trata de una derrota reiterada de impotencia… el autoritario pierde en su trayectoria la autoridad que pretende y se hunde, quiéralo o no, en su propia necedad… no acierta en sus tareas sino esclavizando, sin perdonar, con creciente hostilidad, a sus laderos… y no es menor la agresividad de aquellos indiferentes que contemplan perdidos panoramas, guardando con furia que se desplome el autoritario para reemplazarlo, perdiendo entre alcornoques las ilusiones de ayer… no murmures a escondidas, aprende a servir con tu propia vida, olvídate de puestos y charreteras… la #rosasinporqué posee la autoridad del servicio de la gratuidad, no grita ni mandonea… ¿cómo es la autoridad que posees entre los tuyos?, ¿gritas y mandoneas?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 20, 17-28)…