No dejo de sorprenderme de mi inconsistencia

… no dejo de sorprenderme de mi inconsistencia, pensé que con los años algo de esto cambiaría… que aquellas palabras primeras, pronunciadas con ardor y convicción, pero sin experiencia, que no llegaron a la acción y quedaron en quimeras, un día madurarían y serían semillas de vida y amor… que un “sí” fuera un sí, y que un “no” fuera un no… que no hiciera falta invocar testigos para dar credibilidad a mis dichos, ni convocar escribanos para rubricar acuerdos, ni firmar recibos para declarar lo recibido… ahora sé que las palabras que no se gestan en el silencio quedan vacías, que existe palabras ligeras, sin consistencias, que infectan la convivencia… es que, Señor, pronuncio palabras que en mí no se han convertido en verdad… cargo golpes que en mí no se han convertido en ternura… me escuecen insultos que en mí no se han convertido en humildad… me cercan situaciones que en mí no se han convertido en esperanza… Señor, ¡conviérteme a la verdad, a la ternura, a la humildad, a la esperanza!… dame tu Silencio y líbrame de mis palabras… ¡conviérteme, Señor, en ti!… la #rosasinporqué es amiga del silencio y así, con la gratuidad, no necesita hacer juramentos… ¿necesitas de testigos para dar crédito a tus dichos?, ¿hablas de más?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 5,33-37)…