No alcanza con “saber” de alguien para “conocerlo”

… no alcanza con “saber” de alguien para “conocerlo”… conocer a alguien implica tratarlo, escucharlo, verlo, olerlo, sentirlo… sin encuentros no hay conocimientos auténticos… y sin la reserva y la intimidad de los encuentros serios, no hay conocimiento hondo del corazón del otro… no conoces al otro por las apariencias o por una foto o por un comentario, sino por sus palabras y sus acciones, por sus maneras de enfrentar la vida, por su modo de tratar a las personas y a las cosas…. es decir, por su manera de vincularse con los demás y consigo mismo… hoy existe una anemia de relaciones profundas, porque el hombre no se da tiempo para conocer a los demás… todo es fugaz, instantáneo… y el corazón no soporta amores baratos, y se deprime y se encoge… ¡cuánto autismo funcional hasta en las mismas familias!… tu, date tiempo, regala tiempo a los tuyos, siéntelos no solo con la piel sino con tu corazón hecho para amar… la #rosasinporqué disfruta de pasar tiempo gratuito con los suyos amados, es feliz y los hace felices… ¿te conoces a ti mismo?, ¿conoces a los tuyos?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 8,51-59)…