Mírame con esos ojos que me cautivan

… mírame con esos ojos que me cautivan, mírame con esos ojos que no me juzgan, mírame con esos ojos que me animan y enternecen, que me acunan y desafían… mírame con esos ojos para que mis ojos vean al Padre y a los hermanos como Tú los ves, Señor… soy la mirada que me diriges, que me tienes, soy los ojos que me miran… y, entonces, podré seguir caminando, más allá de fracasos, golpes y caídas… seguiré intentando amar, venciendo soledades y deserciones… seguiré la historia, la memoria poblada y la espera impaciente de lo que ha de llegar… ¡mírame con esos ojos! y uniré los pedazos dispersos, los fragmentos de sueños, y estrecharé brazos heridos, cansados y caídos… ¡mírame con esos ojos! y setenta veces siete alzaré los míos a tu Padre, y setenta veces siete miraré a mis hermanos… y caminaré con ellos, igual de frágiles, igual de fuertes, igual de humanos… haremos surcos en la tierra, abonada de abrazos, para seguir sembrando miradas… y regaremos con las lágrimas de nuestros ojos cargados de esperanzas y anhelos muy hondos… y crecerá, ¡imparable!, la vida que nos donas en cada Eucaristía… la #rosasinporqué es mirada por la gratuidad, por eso todo lo ve como una oportunidad para amar abrazar y ser feliz… ¿con qué ojos miras a Dios y a tus hermanos?, ¿cómo educas el corazón para mirar?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 14,7-14)…