Me has sorprendido, Señor

… me has sorprendido, Señor, y me has conmovido… no esperaba que te estremecieras de gozo ante lo aparentemente insignificante, ante lo que en el mundo se tiene por inútil, ante lo pequeño descartable… doblegaste mi ridícula pretensión de grandeza, descolocaste mis cálculos matemáticos… al contemplar a los niños con síndrome de Down, me has enseñado a ver la fiesta de la vida con otros ojos… ellos necesitan miradas limpias, sin codicia de tiempo ni de rango, con pausa y con amor… ¡Tú eres mirado en tus criaturas más queridas, misterio de frágiles sonrisas y lentos ademanes!… ¡cuántos gestos perdidos que no se dirigen a nadie y que son una plegaria que te busca en lenguaje cifrado!… ¡Tú los besas con ternura en su corazón incomprensible para los que estamos a su lado!… a veces miro con un filtro de recelo a estos profetas menores de la condición humana… ellos manifiestan en el rostro lo que yo escondo… también yo soy torpe, estoy solo y perdido… también yo estallo en lágrimas repentinas en mi soledad deshabitada y busco algún hombro, alguna caricia… ellos no están hechos para competir ni para ocupar los primeros puestos… son seres gratuitos y les has enviado ángeles que juegan con ellos… ¡dejan en mi alma un beso de tu Misterio que me sorprende y conmueve!… la #rosasinporqué se estremece de gozo ante lo pequeño e insignificante, la gratuidad le da un mirada limpia ante la vida… ¿es tu mirada limpia y gratuita ante la vida?, ¿por qué cosas te alegras y conmueves?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,25-27)…