Los caminos se hacen al andar

… los caminos se hacen al andar, no alcanza con que estén trazados o indicados, ¡los dedo transitar!… entonces, dame, Señor, las ganas de ponerme todos los días a andar… que sepa la dirección hacia dónde me encamino… y si yerro en el sentido, que vuelva, que dé media vuelta, para no ir de contra mano, y que vuelva a empezar… ¡que me convierta!, ¡conviérteme, Señor!… porque mis brazos no son alas que invitan al vuelo, sino enredaderas que asfixian, medusas que envenenan… porque mis ojos no son espejo para verte y vernos, sino anzuelo que seduce, hielo que congela… porque mi boca no es manantial donde brota agua fresca, sino rancio panal de hiel, un arco con sus flechas… porque mi oído no es ventana abierta hacia la vida, sino bandeja ante el halago, candado ante la queja… porque mi olfato no es jardín para acoger todas las flores, sino un filtro que excluye, un espía que sospecha… porque mi corazón no es suave fuente de ternura, sino duro callo de dolor, piedra dura de rencor… ¡conviérteme a tu amor!, ¡revolucióname con tu ternura!, ¡que me enamore de una vez por todas ,Señor!… la #rosasinporqué todos los días se convierte, la gratuidad la hace perseverante en volver a empezar… ¿perseveras en volver a empezar o desistes por tus caídas y marchas atrás?, ¿deseas convertirte de verdad?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,20-24)…