La vida no ha de ser definida, la recibes y la redescubres

… la vida no ha de ser definida, la recibes y la redescubres en diversos niveles, sin apresuramiento y sin tensión… la aurora verdadera, como la gratuidad, no se declama, ni se impone… simplemente llega y te envuelve en el encanto de su luz, en su aire, en su respiro… ¡cuánto te equivocas al «forzar» y al “imponer” midiendo todo con mezquindad!… hay quienes aman las tormentas, sin darse cuenta que, tarde o temprano, quedarán ahogados en el abismo… son ciegos que prenden guiar a otros ciegos, atormentados atormentan… quien camina sin rumbo, por el sólo afán de andar, perdido el norte y el sentido, no halla refugio ni puede encontrar nada… sólo tiene ese ego enorme que lo aprisiona y lo empuja por aquí o por allá… ¡y qué terrible cuando la persona dispersa y confundida pretende justificarse con «misiones» o fundamentos gestados en el engaño o en la mentira!… por más razón que tengas, no recurras a la violencia, a los gritos, a la extorsión… no dejes de amar, no te canses de perdonar, no juzgues, no condenes… la #rosasinporqué aplica para todos la medida de la gratuidad, por eso no juzga ni condena… ¿impones y fuerzas las cosas para que se hagan a tu manera?, ¿dialogas o gritas, comprendes o fuerzas, compartes u obligas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,37-42)…