La tentación del “maniqueo presuntuoso” consiste en dividir el mundo en buenos y malos

… la tentación del “maniqueo presuntuoso” consiste en dividir el mundo en buenos y malos, “los míos y los otros”… “los que tenemos y ayudamos”, los que no tienen y necesitan ayuda… lo mismo da si se habla de política, de religión, de economía… cierto es que no todo da igual, y que hay cosas buenas y malas… pero nadie está en posesión de toda la verdad, ni es absolutamente autosuficiente… ojalá supieses aceptar tu propia dosis de equivocación, y pudieras respetar el desacuerdo con otros… ojalá el diálogo fuese, en tu manera de actuar, menos un eslogan y más una forma de profundizar en las cosas para buscar lo que más se aproxima al “bien común”… ojalá tratases de descubrir la parte de razón que tiene el otro… si no lo haces, terminarás etiquetando siempre al que piensa distinto… además, el “soberbio vanidoso”, pariente del “maniqueo presuntuoso”, experimenta una necesidad de que lo reconozcan y que incluso lo premien por todo lo que hace, por las ideas estupendas que tiene, por todo el tiempo gratuito que dedica a los demás… posee una tendencia a hinchar el pecho esperando que alguien le cuelgue una medalla, otra más, para su colección… quizá no busca limosnas, pero sí el premio de la admiración, del aplauso o de la autoridad en lo que sea… ni el “maniqueo presuntuoso”, ni el “soberbio vanidoso”, se dejan ayudar, es que ignoran la gratuidad… la #rosasinporqué siempre ayuda gratuitamente y siempre se deja ayudar agradecida, ¡es tan sencilla, alegre y hermosa su vida!… ¿te dejas ayudar cuando te faltan cosas o careces de algo?, ¿has descubierto que el don recibido su multiplica cuando eres realmente humilde y agradecido?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 2,1-11)…