La soledad, el miedo o el cansancio llegan

… la soledad, el miedo o el cansancio llegan cuando quieren y como quieren, llegan sin preguntar… unas veces despacito, como la puerta que se abre lentamente para que también despacio se vaya metiendo el frío del desánimo… otras veces llegan de golpe, la soledad, el miedo o el cansancio, entran como elefante en un bazar, destrozan todo y te dejan sin nada… pero en la Pascua, la vida se levanta, y la soledad se vuelve compañía, el miedo esperanza, y el cansancio desaparece… la Pascua es experimentar la presencia del eterno Presente y la cercanía presente de los otros… la Pascua es presencia de vida, es poder hablar, compartir, llorar y reír, mirar y sentir… la Pascua es compartir la vida con increíble paciencia, nada de excusas para “después”… en la Pascua siempre hay tiempo, ya no hay prisa porque las cosas no se terminan, no se acaban… lo más parecido a la Pascua es compartir el mate, o tomar un café juntos, un trocito de cielo, aquí en la tierra… es que la amistad es el sacramento de Jesús resucitado… la amistad te sumerge en una realidad más profunda, más densa y más santa… no es ya tu vida limitada, estrecha, sino la vida compartida… la amistad te llena de una luz que no ciega, ya no más oscuridad sino verdad y confianza… la amistad rompe el gran maleficio, ¡nunca más solo!… es la Pascua, ¡gracias por estar cerca!… la #rosasinporqué vive cada día la Pascua, la gratuidad la hace estar siempre presente… ¿durante esta cuarentena has valorizado las presencias significativas en tu vida?, ¿agradeces la Pascua de tus amigos?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 28, 8-15)…