La “estrecha puerta” es la “pequeña” senda del don desinteresado

… la “estrecha puerta” es la “pequeña” senda del don desinteresado que no es fácil encontrar inmediatamente… porque, lo sabes muy bien, sólo se ve bien con los ojos del corazón, las apariencias son apariencias y nada más… la puerta es pequeña y silenciosa, no hace ruido para seducirte, no hace propaganda para llamar tu atención… al contrario, te invita siempre a la aceptación incondicional del don, a la actitud profunda de la gratuidad… y la gratuidad es precisamente eso: secreto… ¡ah, el secreto que sólo los enamorados, los poetas, los soñadores y los pobres conocen en su inefable hondura!… no haya reparos ni desconsuelos, arrepiéntete de tus errores y pecados y avanza confiadamente… ahora, cada instante es ahora, es el momento de atender, de escuchar, más allá y más adentro, íntimamente, la delicadísima voz que te despierta… no importan los lugares, no se trata de escalar puestos, de obtener calificaciones, de coleccionar diplomas… se trata de saberte pobre, pequeño, necesitado, niño… permanece en la fuente, que es la mirada, la mano, el corazón, que te sostiene… sin gratuidad no subsistes… la #rosasinporqué ingresa por la puerta estrecha de la gratuidad, no lleva ese equipaje de más que nunca necesitará… ¿te esfuerzas por no cargarte de vanidades y de no vivir de apariencias?, ¿prefieres el portón para pasar colado y anónimo?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 13,22-30)…