La cantidad de mundos que con tus ojos abres, que cierras con tus brazos

… la cantidad de mundos que con tus ojos abres, que cierras con tus brazos… la cantidad de mundos que con tus ojos cierras, que con tus brazos abres… los pequeños detalles son los que hacen la diferencia… hay gestos cotidianos que te ayudan a descubrir en profundidad quien eres realmente… un abrazo, un beso, una mano en el hombro, una mirada serena, una caricia no posesiva… son gestos que te recuerdan que necesitas básicamente amar y ser amado… hay momentos donde esto no es tan evidente pero, con todo, es urgente que entrenes esa sensibilidad que te permita rastrear estos gestos que en tantas ocasiones se te escapan, como el agua entre los dedos… es el lenguaje de la gratuidad con los gestos que dan contenido a tantas palabras ya desgastadas… los niños son quienes mejor los perciben… ellos no comprenden tanto el contenido de las palabras como los acentos y sus tonadas… gestos que alienten en los cansancios y que alivien las heridas de cada día… acariciar, a veces se trata de eso, ¡algo tan sencillo como eso!… sonreír a quien está triste, apretar una mano, acariciar un rostro… estar ahí… ver, y aún más, mirar al otro, oír, y entonces escucharle, abrazar a quien se siente tan abandonado, tan abatido… estar ahí para los otros, y hacérselo saber… no más, no menos, como un amigo, como un ángel… la #rosasinporqué sabe estar y acompañar desde la gratuidad, sin invadir ni saturar ni dominar, evitando que tropieces en el camino… ¿sabes acompañar sin dominar ni imponer?, ¿sabías que tienes un ángel que te guarda del peligro y te cuida en el camino?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 18, 1-5.10)…