La amplitud indefinida es tristemente reductiva

… “caminante peregrino”, la “estrecha puerta” es la “pequeña” senda que no es fácil encontrar inmediatamente... porque, ¡lo sabes muy bien!, el “tesoro” está “escondido” en el campo pero ¡está!… el camino, en realidad, es pequeño y silencioso… no hace ruido para seducirte… al contrario, te llama siempre, primero, a la “soledad”… y la “soledad” es precisamente eso: secreto…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ¡ah, el secreto que sólo el Padre conoce en tu inefable profundidad!… no haya reparos ni desconsuelos… arrepiéntete de tus errores y pecados y avanza confiadamente en medio de la estrechez y pequeñez… la entrada es una puerta dónde se pasa de a uno… no por portón donde se cuelan un montón…

… ahora es el momento de atender… de escuchar… más allá y más adentro, íntimamente, la delicadísima Voz que te despierta… permanece en la Fuente, en tu Origen y Nacimiento… si estás a la vera del arroyo y éste trae agua es porque está la Fuete mamando… nada ni nadie te puede apartar de Él… y como nunca se está menos solo que cuando se está solo, acepta con gozo el llamado de Dios…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, evitas la tiranía del relativismo que exige (¿?) que dé lo mismo todo… ¡la amplitud indefinida es tristemente reductiva!… desconfía de la puerta ancha que deja pasar de todo y del camino espacioso sin márgenes… aliméntate con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 7,6.12-14: “… es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida…”…)…