¡Qué grande es el horizonte que la gratuidad vivida abre en tu corazón!

… ¡qué grande es el horizonte que la gratuidad vivida abre en tu corazón!… las pruebas, esas «fuentes» con las que tropiezas y te dan un buen baño a cada trecho, tienen el sabor de la bendición… el sabor de una novedad muy rica y profunda, que nunca debe atemorizarte… ¡toda cruz está llamada a quedar vacía!… eres peregrino de las alturas por las bajuras… podrán apresar tu cuerpo, ¡pero nunca tu corazón agradecido!… así resuena este soplo de libertad que se genera por la gratuidad y te empuja a descubrir y a seguir siempre más allá… confianza en Aquél que te conforta y es tu vida… una y otra vez: insiste, no bajes los brazos, crucifícalos… no te des jamás por vencido, ¡no te vendas!… vuelve y vuelve, elevándote más, cada vez… la pedagogía de la gratuidad es introducirte y afincarte, de algún modo, en el secreto lejos de los aplausos… vive en lo no «publicable», soporta la ausencia de los comprobantes… nunca hay espacio para «propagandas exitosas» de la entrega incondicional y fiel… ¿quién la promociona?… ¡sólo los enamorados!… la #rosasinporqué queda elevada, toda hermosa, sobre su tallo cubierto de espinas… ¿qué significa la cruz para ti?, ¿dejas que tu entrega se eleve y trascienda en esa catapulta del amor que es la cruz?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 3,13-17)…