¡Gózate en la evidencia de tu pequeñez y escases!

… “caminante peregrino”, quien es capaz de “recibir” permite que lo poco alcance y, además, sobre siempre… abre, pues, tu corazón a la vida que te es comunicada, participada…: gózate en la evidencia de tu pequeñez y escasez… ya sabes que la gratuidad es tu «ámbito»… y que, en efecto, recibes, con la gracia, la presencia inefable y la acción poderosa de Quien es y te sostiene…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, esta constatación no puede circunscribirse en explicaciones ni definiciones… ¿para qué?… y es, sin embargo, fuente de tu gozo y de tu salud… quizá a alguno le parezca algo «irreal» y aún «débil», pero es tu mayor fortaleza y precisamente lo «real»… tal el Don de Dios, que no tiene modo ni medida, pero que resuena en clave hondísima… y las «distracciones» de este mundo, terriblemente finito, no pueden alterar ni impedir…

… ¡recibe y acoge, pues, lo que no sospechas y es permanente sorpresa de infinita magnitud!… no sabes cómo llegaste a la vida, no lo puedes recordar ahora y, desde luego, no interesa… de la misma manera, ahora y siempre, llega la Vida desde lo alto y tampoco puedes explicártelo con tu lenguaje… es secreto maravilloso y es silencio que todo trasciende… no sabes cómo con cinco panes y dos pescados comieron tantos hasta saciarse y dejar tantas sobras… ¿importa?…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, evitas las soluciones técnicas para enfrentar los problemas de la jornada que empiezas… y te sumerges en el ámbito de la confianza filial que te dilata el corazón para recibir y acoger el Don de Dios… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 14,13-21: “… tomó los cinco panes y los dos pescados y elevó los ojos… ”)…