Es posible que no te asomes a la puerta de tu cueva

… es posible que no te asomes a la puerta de tu cueva y, sin darte cuenta, no veas la realidad que te rodea… es posible que no te dé el cuero para banquetear a diario, pero vives satisfecho con lo que has logrado y yaces tristemente apoltronado con un celular en la mano sin involucrarte con nada ni con nadie… arrepiéntete de ese vivir autoreferenciado y sal de una vez de tu insulso, incoloro e in-mundo confort… te encontrarás, apena salgas, a un Lázaro yaciendo junto a tu puerta… ahora es el momento de atender, de escuchar más allá y más adentro, íntimamente, la delicadísima voz que te despierta… es un hermano que te necesita, es un pobre al que la gratuidad te da la oportunidad de socorrerlo, permanece en esta fuente de compasión, en esas llagas expuestas, serán tu nacimiento de hoy… nada ni nadie te puede apartar del Lázaro de tu puerta… salió el amor a recorrer tus caminos, a visitar ciudades, a mezclarse entre la gente… un extraño viento lo llevaba y lo traía, y con él iba la gratuidad, su alegría y su mensaje… la #rosasinporqué sale todos los días a la puerta de su casa, y descubre que la gratuidad le regala Lázaros con quienes compartir su vida… ¿sales de tu cueva para ver la realidad que te rodea?, ¿descubres la fuente de gracia y compasión que son las llagas de los Lázaros que yacen junto a tu puerta?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 16,19-31)…