Es mi mundo aquello que caminé

… es mi mundo aquello que caminé, camino y caminaré… soy nombres estampados y rostros tatuados en mi corazón… soy caricias y golpes recibidos e impartidos… soy bendiciones e insultos regalados y otorgados… soy lo que hice, lo que me hicieron, lo que me pasó… soy lo que oré y dejé de orar… soy mi corazón, mis pies, mis manos, mis ojos, mis oídos, mi piel… Señor, pronuncio nombres que en mí todavía no se han convertido en tu imagen… cargo golpes que en mí aún no se han convertido en tu ternura… me escuecen insultos que en mí no se han convertido en tu humildad… me cercan situaciones que en mí no se han convertido en tu esperanza… pero soy, sobre todo, quien me mira y ama… ¡mírame, mi Niño tan pequeño!… ¡ámame, mi Señor tan cercano!… que me deje mirar por tus ojitos de cuna, paja, leche y miel… que me deje acariciar por tus pequeñas manitos niñas todavía no taladradas por mis pecados… que me deje amar por tu corazoncito siempre abierto pero aún no atravesado por mi ingratitud… ¡conviérteme, Señor, en tu imagen, en tu ternura, en tu humildad, en tu esperanza!… ¡conviérteme, Señor, a Ti!… la #rosasinporqué vive en situación de conversión permanente hacia la gratuidad, por eso invita a otros a vivir como ella en alegría y gratitud… ¿te tomas en serio la conversión de tu vida o piensas que ya estás convertido?, ¿qué vas a “cambiar” en esta Navidad?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 21,28-32)…