En un mundo que va muy deprisa, a veces demasiado, es muy fácil perder la identidad

… en un mundo que va muy deprisa, a veces demasiado, es muy fácil perder la identidad… identidad y pertenencia van de la mano… eres donde perteneces, y perteneces dónde permaneces… el vértigo de “cambiar por cambiar” habla a las claras de una falta de identidad… los cambios son necesarios, pero no por el cambio mismo… “… en el mundo volátil de la modernidad líquida, donde casi ninguna forma se mantiene inmutable el tiempo suficiente como para cuajar y garantizar una fiabilidad a largo plazo, caminar es mejor que permanecer sentado, correr es mejor que caminar, y surfear mejor que correr… la levedad y la agilidad del surfista favorecen el surf, también ayuda que el surfista no sea demasiado exigente con respecto a las olas que vienen y esté siempre dispuesto a renunciar a sus preferencias anteriores…”, es la fina observación de Zygmund Bauman… es necesario que te detengas un poco, que te sientes, que mires a tu alrededor y no tanto tu ombligo, que te dejes mirar, que escuches y te escuchen… que dejes tanto maquillaje y palabras hueras, que quieras más y mejor… deja que el silencio venga en tu ayuda, él que sabe decirlo todo… la #rosasinporqué no reniega del pimpollo por las espinas de su tallo, siempre está agradecida de ser rosa y sin porqué… ¿quién eres?, ¿adónde perteneces y cómo permaneces?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 16,13-23)…