En Getsemaní desfigurado, sin aspecto humano

… en Getsemaní desfigurado, sin aspecto humano… y en el Tabor transfigurado, con aspecto divino… realidad cotidiana del “barro empetalado”, del hombre divinizado, desde la Palabra hecha “carne”… abandona tu «ego», ¡que no eres tú!… deja tu «yo diminuto» y abre tu corazón profundo… ¡cuántos «apegos» y cosas!… suelta, abre la mano y el corazón… ¿temes «caer» no sé dónde, mordiendo el polvo?… es imposible, ¡no caes!… ¡no hay caída!, porque si “sueltas”, abandonándote, caes en la Gratuidad, en las manos de Dios que es Padre… Él es Todo… deja, aún, «pensamientos» y «maneras», que disfraces acaban siendo, luego de tantas justificaciones y reparos… hermosa es la caligrafía, pero terrible cuando dependes de ella… busca la belleza que te eleva por encima de todo… valora “este” instante, el soplo, el respiro que es vida… tal vez lo mejor no se repita, porque tiene su eco y su maravillosa transfiguración en la resurrección… el sabor del instante que no se repite tiene su gusto en la eternidad… la #rosasinporqué vive transfigurada por la gratuidad, con raíces en la tierra y espinas en su tallo… ¿aceptas sin dramatizar los Getsemaní y los Tabores en tu vida?, ¿permites que la gratuidad te transfigure en esta valle de lágrimas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,28b-36)…