… en el oasis de mis comodidades de cartulina, araño la tierra blanda, mía, conocida, sin encontrar agua… en el desierto de la vida, sin buscarla, el agua brota sola, libre, abundante, de la roca dura… me doy cuenta que todo cuesta, que nada es gratis, aunque todo sea gracia… y descubro que el silencio es el espacio para escuchar lo inefable, y la espera es el tiempo para cultivar lo imposible… y encuentro que la noche es la pupila para ver lo invisible, y el límite es la orilla para abrazar lo infinito… y festejo que la pobreza sea la riqueza de ser criatura, y el hambre sea el latir insaciable de los que buscan… y acepto que las lágrimas sean el riego para hacer fértil la aridez de la alegría, y la incomprensión sea el certificado de autenticidad de los honestos… no es contradictorio ni una trampa, mucho menos mala o buena suerte, es la vida… la #rosasinporqué sabe que no hay rosas sin espinas, y también sabe que hay espinas sin rosas por anemia de gratuidad… ¿aceptas la realidad o haces un relato y un decorado para manipularla?, ¿has descubierto la incomparable potencialidad de la contingencia?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,20-26)…