El desierto es ahora

… el desierto es ahora, por cuarenta días, tu horizonte de dentro, la apertura sin límites, por donde has de pasar para reencontrarte… no se trata, desde luego, del desierto de los mapas, se trata de aquello que no halla «definiciones»… a nada puede compararse tu casa o tu morada durante la Cuaresma… a nada se reduce, tampoco a su propia imagen… aunque no parezca, en el silencio del desierto, por encima de los ruidos y de las dificultades, resplandece la luz siempre nueva, que nunca palidece, que nunca se aleja… el desierto es la ciudad y el despoblado, el desierto es paisaje y apertura… el desierto envolverá en silencio tus horas y se convertirá en ocasión de elevación insospechada… el desierto es soledad inefable y comunión altísima cuando prestas atención advertida desde el corazón profundo… el desierto es para la purificación de tus sentidos interiores y exteriores… el desierto es para que te encuentres contigo mismo, con el origen y con el destino de tu existencia… el desierto es para que te encuentres con Dios y con los tuyos… el desierto es para que seas, nada más, nada menos… la #rosasinporqué va al desierto para purificarse y vivir cada vez más de la gratuidad… ¿ya entraste al desierto de la Cuaresma?, ¿sabes que aparecerán tentaciones que intentarán distorsionar este horizonte de dentro?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 1, 12-15)…