… el amor no soporta las distancias… no soporta la distancia física, que siempre busca acortar con atenciones delicadas… no soporta la distancia de la indiferencia, que lo hace penar y lagrimear… y menos aún soporta la distancia de la muerte, que lo vacía de sentido y hace que el corazón deje de latir… se puede vivir con desatenciones y hasta con una suerte de indiferencia, pero no se puede vivir sin corazón… descorazonado queda el amor con la fría muerte… descorazonado y desolado andar, enojado y cabizbajo, cuando el amor se muere… descorazonado regreso al pasado y a lo de siempre… descorazonado y triste y angustiante perdurar de días, de horas y de minutos, anodinos, insípidos e incoloros… la Eucaristía es el formidable “invento” de Quien tanto ama y que no soporta la distancia con sus amados…. ¡y es Él!, ¡y se enciende el corazón de las cenizas!, ¡es Él!, ¡y se abren los ojos!… y todo es distinto, ¡Él vive y te ama y te quiere vivo!… la #rosasinporqué nunca se descorazona, sabe por la gratuidad que el amor es más fuerte que la muerte… ¿cómo acortas las distancias con quienes tanto amas?, ¿te permites tristezas, angustias, descorazonamientos con el amor de tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 24,13-35)…