El día que descubras tu verdadera grandeza

… el día que descubras tu verdadera grandeza, ya no precisarás otras cosas que «aquello»… ¡descubre, pues, “este” secreto admirable!… no tienes que mendigar nada, ya lo tienes todo o, en realidad, ya eres lo que eres, más allá de cualquier frontera… llena tu corazón en la Única Fuente… ¿quieres saber quién eres?… olvida los intermediarios y las razones, no te detengan reparos ni dudas… nadie puede darte lo que no se da ni lo que no eres… ¡nadie te dará lo que no eres por más antojos y caprichos que se esgriman!… algunos invocan mejores condiciones, otros se hunden en un terrible piélago para «más poder»… ¡pero tú eres quien te mira, cuida y ama!… por eso, ¡apartarte de lo que no es!… “¡Señor!, quien vuelve al corazón te encuentra, no se hallará jamás solo… decir «corazón» y aún «desierto» es aludir, balbuciendo, a tu Presencia… la «interioridad» no es «vacío»… ¡interior eres Tú!… puedo imaginar la mayor belleza de este mundo y de todo el cosmos, pero infinitamente más hondo eres y estás Tú… no basta la inmensidad de todos los desiertos, ni la hondura umbrosa de todos los valles, ni la grandeza del mar, ni las montañas, ni la altura del cielo… ¡Tú eres, sólo eres Tú!…”… la “rosa sin porqué” es gratuidad y nada más… ¿has descubierto el secreto admirable de quién eres?, ¿has ido hacia adentro de tu corazón para encontrarte o te buscas afuera?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,18-22)…