Desde que Tú te fuiste no hemos pescado nada

… desde que Tú te fuiste no hemos pescado nada… llevamos veinte siglos echando inútilmente las redes de la vida y, entre sus mallas, sólo pescamos el vacío, vamos quemando horas y el alma sigue seca… nos hemos vuelto estériles lo mismo que una tierra cubierta de cemento, ¿estaremos ya muertos?… ¿desde hace cuántos años no nos hemos reído?, ¿quién recuerda la última vez que amamos?… miro al mundo y me siento así, no solucionamos los problemas y se multiplican los dramas, con vientres hinchados o con ojos tristes, con heridas físicas y esas otras que no se ven… me miro a mí y me descubro indiferente a ratos, insensible en otro, amo con intermitencias… me doy cuenta, Señor, que tu Pascua no termina de pasar por mi vida… Señor ¿dónde estás?, ¿eres Tú el que me espera en la orilla con la mesa de Misa servida?… amiga y amigo, sigue echando las redes, en lugar de quedarte cruzado de brazos… en lugar de vivir a medias, en lugar de ceder al desánimo… porque tienes sueños, deseos, inquietudes, porque crees en Quien te invita a intentarlo… echa las redes para ver si con la pesca se pueden alimentar las ilusiones y los días… no te quedes, no salgas solo, sal con tus amigos, toma iniciativas, acomete proyectos, comparte ideales… abraza y déjate abrazar, vuelve a salir, y ¡echa las redes!… la “rosa sin porqué” sale todos los días y echa las redes, ella sabe que todo es gracia pero que nada es gratis… ¿te resignas a las noches y bajas los brazos?, ¿vuelves a salir y a soñar?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 21,1-14)…