Debes recuperar la dimensión más alta, que la encuentras siempre lejos de las alturas mundanas

… debes recuperar la dimensión más alta, que la encuentras siempre lejos de las alturas mundanas… y, he aquí la paradoja, la misma comporta un cierto descenso, una derrota a los ojos de los mediocres… el triunfo verdadero no está donde lo buscas o donde aguardas milagrosamente encontrarlo… lo propio de la gratuidad es la compasión… lo más alto es llegar a sufrir por otros y con otros… es éste el camino, opuesto al del viejo burgués, o al del ahorrista mezquino, que crece, que gana, que guarda en sus cofres, que vence a otros, que se regocija porque es mejor que otros… el agradecido, sin detenerse en sí mismo, sufre por otros, ofrece por otros… existe el honor y la dignidad de la vida que descubre y adhiere a la verdad, desprendiéndose de las necedades y de las menudas ambiciones que turban los mejores pasos… hay muchos que no hacen más que «lustrar» apariencias y llenar planillas y requisitos para sus antojos y menudencias… no arriendes la viña de la vida de tus amados a mediocres, no sabrán valorarla ni cuidarla… la #rosasinporqué cuida su fragancia de gratuidad ofrecida a todos, y sufre cuando su belleza es usada mezquina y mediocremente… ¿cuidas la viña de la vida de los tuyos aunque ellos o muchos la estropeen?, ¿intentas todo por la viña de la vida de los tuyos aunque salgas perdiendo?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 21,33-46)…