Cuando faltan argumentos es que ¡hay demasiados!

… cuando faltan argumentos es que ¡hay demasiados!… la abundancia excesiva de “cosas” y de “cuestiones” acaba por trabar los caminos y dejarte inmóvil… otro tanto ocurre con la “actividad”, esa obsesión por hacer esto o aquello, que termina por dejar todo postrado y sin los resultados apetecidos… en suma, ¡no es bueno que te disperses y que tengas por fecundo lo que nunca acontece!… ¡cuántas veces te lamentas por no alcanzar esos objetivos o aquellos otros resultados!, ¡y cuánto te equivocas cuando generas una “preocupación” tras otra para darte la sensación de que “haces algo”, de que estás al día!… el “culto” de la “oportunidad” no es “absoluto”… hay oportunidades, muchas desde luego, pero puedes con fruto dejar algunas… en el fondo está el diablillo de la “competencia” que tanto molesta a veces, empujando sin ton ni son para que te tengan por “mejor”… la superficie esconde siempre la hondura… es urgente que rompas caparazones y penetres con la oración más adentro, ¡aunque no te vea nadie!… la #rosasinporqué no anda dispersa ni preocupada buscado resultados, por eso es tan sencillamente hermosa… ¿vives superficialmente y esperas resultados profundos?, ¿lamentas perder oportunidades sin darte cuenta que esa es una oportunidad perdida para algo más hondo?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 9,14-29)…