Cuando experimentas una esperanza total que prevalece

… cuando experimentas una esperanza total que prevalece sobre todas las demás esperanzas particulares, que abarca con su suavidad y con su silenciosa promesa todos tus crecimientos y todas tus caídas… cuando aceptas y llevas libremente una responsabilidad donde no tienes claras perspectivas de éxito y de utilidad… cuando conoces y aceptas tu libertad última, que ninguna fuerza terrena te puede arrebatar… cuando das como buena la suma de todas las cuentas de tu vida que no puedes calcular pero que Otro ha dado por buenas, aunque no lo puedas probar… cuando el vivir diario, amargo, decepcionante y aniquilador lo vives con serenidad y perseverancia hasta el final, aceptando que no lo puedes abarcar ni dominar… cuando corres el riesgo de orar en medio de tinieblas silenciosas sabiendo que siempre eres escuchado, aunque no percibas una respuesta que la puedas razonar o disputar… cuando te entregas sin condiciones y esta capitulación la vives como una victoria… cuando el caer se convierte en un verdadero estar de pie… cuando experimentas la desesperación y misteriosamente te sientes consolado sin consuelo fácil… allí está la gratuidad y su gracia liberadora, allí conoces quien eres… y aquí está la sobria embriaguez de la oración incesante, de la respiración del alma, de los latidos del amor… la #rosasinporqué vive en gratuidad y gratitud incesante, por eso todo le aprovecha para bien… ¿eres intermitente en los latidos de la gratuidad y de la gratitud?, ¿qué te impide dar las gracias ininterrumpidamente?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 18, 1-8)…