Cuando esperas, ¿“qué” esperas, o “a quién” esperas?

… cuando esperas, ¿“qué” esperas, o “a quién” esperas?… la riqueza o la pobreza de una persona se define no por lo que posee sino por lo que espera… hay quienes desesperan porque sólo esperan más cosas de las cosas… tú no te canses de esperar, de soñar ni de desear… porque “desde” donde te encuentras y «en» donde te encuentras, todo lo alcanzas… de lo pequeño a lo máximo, de la nada al todo… el «todo» en la «parte»… ¿no ves la «dicha» y la «sonrisa» del fragmento, que se goza en su pura pequeñez?… donde te encuentras puedes decir que “si”, puedes decir que «no»… puedes desprenderte de todo aquello que «no es»: aunque te duela y experimentes nueva soledad, aunque arriesgues lo que arriesgues… acepta tu lugar y tu circunstancia desprendiéndote de lo que no es, sin huir ni escapar… ¿crees que los ruidos y las cacofonías de este mundo pueden ahogar los encantos del alma y del espíritu?… permanece en la altura dichosa de esa montaña que es tu corazón… no tienes límites, tu cima es el Cielo… cuida y cultiva tus mejores sentimientos, porque el cansancio en la espera es pobreza de amor… los años han llenado de huellas tu esperanza… la “rosa sin porqué” no se cansa de esperar, de soñar ni de desear, porque no se cansa de amar… ¿se apaga tu esperanza porque tus deseos son sólo de cosas materiales?, ¿mantienes encendido tu deseo aunque se tarde en momento del encuentro?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 25,1-13)…