Cuando el corazón se cansa y se agota la esperanza

… “caminante peregrino”, es frecuente que te encuentres con las “redes vacías” limpiándolas, prolijamente, para otra ocasión favorable… la experiencia del fracaso reiterado se te presentará injusta e inmerecida… el corazón se te cansa, no por el esfuerzo que realizas sino porque se te agota la esperanza…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, tal vez no te das cuenta que la verdadera esperanza prescinde de los resultados… ¡y que sólo se fía en la palabra y en la presencia de alguien (¿Alguien?) que se ama!… “porque tú lo dices, lo hago y lo haré”… “en tus palabras echaré las redes”… se te invita, así, a “más”: “¡navega mar adentro!”… y a volver a empezar: “¡echa las redes!”… y recuerda que no se puede calcular por anticipado el resultado de la pesca…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y misericordea tu corazón cansado!… con la “pequeña oración” de cada momento te introduces en la verdadera confianza, en la esperanza que no defrauda… es tal que experimentarás que todo se “hunde” y que, sin embargo, te es dada esa plenitud insospechada por la que habías trabajado desde tu fuerzas insuficientes… matea con la Verdad del “pan del día”… (Lucas 5,1-11: “… navega más adentro y echa las redes…”)…